SOBRE HACERSE HOMBRE
SU COME DIVENTARE UOMO
by Carlos Diviesti (*)
Bamiyan, una ciudad de Afganistán en la mítica Ruta de la Seda que unía la China con la India, tenía hasta 2001 dos estatuas de Buda de 55 y 37 metros de altura respectivamente, esculpidas en la roca arenisca de un acantilado y cuyos detalles se realizaron con barro mezclado con estuco. Así vivieron estas estatuas durante aproximadamente mil quinientos años, sonriendo con esa sonrisa tan bella, dispuestas a darle paz a los peregrinos y a los hombres de buena voluntad que ante ellos se prosternaban. En 2001 el fundamentalismo talibán, iconoclasta e intransigente con los símbolos no islámicos, dinamitó y bombardeó estas figuras haciendo caso omiso a la UNESCO que las había declarado Patrimonio de la Humanidad. Tú no puedes bombardear así como así las estatuas, puesto que ambas fueron talladas en un acantilado, están firmemente pegadas a la montaña, se quejó Qudratullah Jamal, Ministro de Información talibán, dando una suerte de respuesta poética a la acción de los hombres.
Así es como los hombres muchas veces ejercitan su desarrollo a través de la destrucción, que es justamente lo que plantea un libro muy poco leído en la actualidad (pero que signó a muchas generaciones desde la inmediata primera posguerra) en una de sus citas más famosas: el que quiere nacer debe destruir un mundo. El libro es Demián, de Hermann Hesse, y visto con los ojos de hoy podría resultar chocante tal vez porque nuestras sociedades se volvieron literales, lamentablemente. En Demián, Hesse plantea el crecimiento, educación y desarrollo de Emilio Sinclair a través de la religión, las prácticas sociales, el psicoanálisis y el gnosticismo, desde los 10 hasta los 17 años. Una formación así, hoy, se brinda diluida, pero aún hoy algunos adolescentes reciben una formación romántica que los impulsa a conducirse de acuerdo a modelos extemporáneos. ¿O qué son las novísimas tribus urbanas más que conglomerados de chicos que quieren saber de qué se trata el mundo?
Hasta hace unos diez años el mundo era otra cosa, a lo mejor porque todavía se desarrollaba a cielo abierto o en los límites de nuestras casas, mirando a la calle. No es que hoy sea tan distinto, pero cualquier clase de encuentro interpersonal tiene una previa en el ciberespacio, no hablemos solo del mundo adolescente. Pongamos por caso 2001. Sábado a la noche. En un departamento del centro un living pequeñito de otro tiempo y un par de pipas alcanzan para alumbrar el camino. Dos amigos se juntan a escandir sílabas y a buscar formas ingeniosas de zafarle a los granos tardíos buceando en alusiones al Arcipreste de Hita. Mientras Ignacio y Lucas (Julián Larquier Tellarini y Julián Tello, respectivamente) se abroquelan en ese Club del Progreso de entrecasa y viven otro sábado de prestado, Pedro (Pablo Sigal), con ropa de calle, intenta saber si podrá o no tener alguna satisfacción física. Terminaron el secundario hace poco y tienen poco por hacer de cara al resto, más que burlarse de sí mismos, de los que van a Density, de morirse de amor por Lilian Gish en ciertas trasnoches cinéfilas, o esperar que se presente la oportunidad de ver otra vez a Denise, la hermana de Pedro, recién llegada de París, hecha trizas por su ruptura sentimental, cuestión que los acercará generacionalmente y hará más fácil una… ¿conquista? ¿Pueden un par de nerds, tragas, giles, estúpidos, boludazos, levantarse una mina como Denise? Ni Ignacio ni Lucas podrían ser capaces por sí mismos, pero sí a través de dibujos, o de citas, o de versos. Pero los hombres que Lucas pueda dibujar invariablemente tienen su edad (cerca de veinte, aunque parecen de menos) y no le sale dibujar mujeres, porque tienen los rasgos más finos. Dos extraños son los que la miran a Denise, claro. Dos extraños tan comunes para entonces, para hoy, o para siempre, mientras el mundo exterior ataca.
Porque de lo que habla LOS TALENTOS, la pieza de Agustín Mendilaharzu y Walter Jakob que se ofrece en ElKafka, no es sobre la conquista amorosa ni sobre el adolescente raro, como lo haría una película mumblecore (esas de chicos paradójicos que más que hablar murmuran y parecen metidos dentro de una caparazón), sino sobre como se transforma el mundo conocido y cómo uno se hace hombre. Por ejemplo la (ruinosa) entrada triunfal de Denise en el departamento (que en la piel de Carolina Martín Ferro es tan exquisita como inmediata, tan etérea como habitual, tan fácil como difícil y tan ambivalente sin esfuerzo que es un diamante exactamente engarzado), sirve para expresar cómo se destroza el mundo familiar y cómo habrá que vivir el resto de la vida con sus fragmentos. Pero reducir LOS TALENTOS a una línea argumental sería traicionarla, porque es uno de los textos más inteligentes que se exhiban en la ciudad de Buenos Aires en esta temporada, uno de esos textos que se abren a múltiples referencias con los ojos atentos, más con su textura que con su textualidad, y que invitan a reflexionar sobre cómo fue adolescente uno mismo y sobre cuándo le tocó serlo. Este es un tema importante: qué nos llevó a dinamitar nuestros Budas ha generado numerosos interrogantes, y la inteligencia de LOS TALENTOS radica en que, tras una fachada amable, esconde algunas respuestas sin sentencia porque no se regodea en la palabra dicha, porque la palabra en esta pieza ofrece imágenes perdurables como si fuera un gran anagrama, uno que cambia el sentido y que no se oscurece sino que se vuelve profundo.
LOS TALENTOS, con dramaturgia y dirección de Agustín Mendilaharzu y Walter Jakob, sobre idea y diálogos de Agustín Mendilaharzu. Producción Ejecutiva: Carolina Martín Ferro. Escenografía e Iluminación: Magalí Acha. Intérpretes: Julián Larquier Tellarini, Julián Tello, Pablo Sigal, Carolina Martín Ferro. Sábados a las 23.15 y Miércoles a las 20.30. ElKafka, Lambaré 866, 4862-5439
Bamiyan, in Afghanistan in una città della leggendaria Via della Seta che collegava la Cina con l'India, aveva fino al 2001, due statue di Buddha a 55 e 37 metri rispettivamente, scolpite in una rupe di arenaria e di cui gli sono state fatte di fango miscelato con gesso. Hanno vissuto queste statue per circa 1500 anni, sorridendo con quel sorriso così bello, disposto a dare la pace ai pellegrini e le persone di buona volontà che si prostrarono davanti a loro. Nel 2001 i fondamentalisti talebani, iconoclasta, senza compromessi con i simboli no islamici, hanno dinamitato e bombardato queste monumenti ignorando che l'UNESCO le aveva dichiarato patrimonio dell'umanità. Non si può bombare facilmente queste statue, in quanto entrambi sono stati scolpiti su una scogliera, sono saldamente alla montagna, si è lamentato Qudratullah Jamal, il ministro dell'informazione talebani, dando una sorta di risposta poetica l'azione dei suoi uomini.
È così che gli uomini spesso esercitano il loro sviluppo attraverso la distruzione, che è precisamente ciò che plantea un libro che nella attualità non si legge proprio (ma che ha segnato molte generazioni dopo la prima guerra mondiale) in una dei suoi frasi più famose : chi vuole nascere deve distruggere un mondo. Il libro è Demian,di Hermann Hesse, e visto attraverso gli occhi di oggi potrebbe essere scioccante, forse perché le nostre società sono diventate letterale, purtroppo. In Demian, Hesse riflette sulla crescita, l'educazione e lo sviluppo di Emile Sinclair attraverso la religione, le pratiche sociali, la psicoanalisi e gnosticismo, 10-17 anni. Tale formazione, oggi, è dato diluita, ma ancora oggi alcuni adolescenti ricevono una formazione che favorisca il romantico condotto secondo i modelli fuori dal tempo. O che cosa sono le nuove tribù urbane, sono gruppi di ragazzi che vogliono sapere di cosa si tratta il mondo?
Fino a dieci anni fa il mondo era qualcosa di diverso, forse perché si faceva a cielo aperto o sviluppate nei limiti delle nostre case, guardando in strada. Non è che oggi sia così diverso, ma qualsiasi tipo di incontro interpersonale ha una anteprima nel cyberspazio, ma non parliamo solo del mondo degli adolescenti. Si spostiamo al 2001. Sabato sera. In un appartamento del centro della città, un piccolo soggiorno di un altro tempo e un paio di sigari sufficiente ad illuminare la strada. Due amici si incontrano a parlare e a cercare modi ingegnosi per non avere dei brufolli in allusione alla Arciprete di Hita. Mentre Ignacio e Lucas (Julian Larquier Tellarini e Julian Tello, rispettivamente) si pasano il tempo in quel Club familiare e vivono un altro sabato di illusioni, Pedro (Pablo Sigal), in abiti civili, cerca di sapere se può o no, avere qualche soddisfazione fisica. Recentemente hanno finito il liceo e hanno poco a che fare per il resto, piuttosto che prendersi gioco di se stessi,di quelli che vano al Density, a morire per amore a Lilian Gish in alcuni film, o dovrebbe presentare l'opportunità di vedere Denise ancora una volta, la sorella di Pietro, appena arrivata da Parigi, fatta a pezzi per un sganno amoroso, cosa che vi avvicinerà e forse farà più facile sedurla... ma come possono un paio di nerds, stupidi, noiosi, avere una ragazza come Denise? Ne Ignacio en Lucas sono in grado da soli, ma forse attraverso le immagini, o di frasi, o poemi. Ma Lucas puo disegnare gli uomini che hanno la loro età (circa una ventina, anche se appaiono meno) ma non sa disegnare donne, perché hanno delle sagome più sottili. Due strani sono coloro che guardano a Denise, naturalmente. Due sconosciuti così comune allora, per oggi, o per sempre, mentre ricevono gli attacchi del mondo esterno.
Perche LOS TALENTOS, il pezzo di Agostino e Walter Jakob Mendilaharzu rapresentato nello spazio ElKafka non si tratta di conquistare l'amore neanche dell'adolescente raro, come se fosse un film Mumblecore (quelli dei ragazzi che invece di parlare mormorano e sembrano dentro una corazza), ma su la trasformazione del mondo conosciuto e come si diventa un uomo. Per esempio il (rumoroso) ingresso trionfale di Denise nel appartamento (nella pelle di Martino Ferro Carolina è squisito come immediata etereo come al solito, facile come difficile e ambivalente come sforzo è esattamente un diamante crimpare) serve a esprimere come il mondo familiare si frantuma e come verrà vivere il resto della vita con i suoi frammenti. Ma riduce la trama di LOS TALENTOS a una linea argomentale l'avrebbe tradito, perché è uno dei testi più intelligenti presentati nella città di Buenos Aires in questa stagione, uno di quei testi che sono aprono multipli referimenti, più con la sua tessitura che con testualità, e che invita tutti a riflettere su come è stato adolescenziale di sé e quando lo ha vissuto. Si tratta di una questione importante: cosa ci ha portato a distruggere i nostri Buddha ha generato molte domande, e l'intelligenza de LOS TALENTOS è che, dietro a una facciata amabile, nasconde alcune risposte senza processo perché si crogiola nella parola, perché la parola in questo pezzo offre immagini perdurabili come un gran anagrama, uno che cambia il significato e non diventa oscuro ma diventa profondo.
LOS TALENTOS, scritto e diretto da Agustin Mendilaharzu e Walter Jakob, basato su dialoghi e idea di Agostino Mendilaharzu. Produttore esecutivo: Carolina Martín Ferro. Scenografia e luci: Magali Acha. Cast: Julián Larquier Tellarini, Julián Tello, Pablo Sigal, Carolina Martín Ferro. Sabato alle 23.15 e Mercoledì ore 20.30. ElKafka, Lambare 866, 4862-5439
(*) Sono un giornalista di Mutis nel forum, drammaturgo e faccio cortometraggi. In qualità di drammaturgo ho fatto le opere LA SOLEDAD DE LAS ESTRELLAS FUGACES, LA DUDA DE LOS VIAJEROS, COSAS QUE OLVIDARÁS, LA INTELIGENCIA DE LOS VILLANOS e EL CIRUELO e ho fatto i cortometraggi CAFECITO (Primo Premio al National XV Short Film Competition Georges Melies, 1997 ), ACUARELA, UN DÍA TRISTE, EL HASTÍO, EL OTOÑO (EN EL FONDO DE MI CASA), EL VERANO, NADA (EL SOL), tra gli altri lavori.
SU COME DIVENTARE UOMO
by Carlos Diviesti (*)
Bamiyan, una ciudad de Afganistán en la mítica Ruta de la Seda que unía la China con la India, tenía hasta 2001 dos estatuas de Buda de 55 y 37 metros de altura respectivamente, esculpidas en la roca arenisca de un acantilado y cuyos detalles se realizaron con barro mezclado con estuco. Así vivieron estas estatuas durante aproximadamente mil quinientos años, sonriendo con esa sonrisa tan bella, dispuestas a darle paz a los peregrinos y a los hombres de buena voluntad que ante ellos se prosternaban. En 2001 el fundamentalismo talibán, iconoclasta e intransigente con los símbolos no islámicos, dinamitó y bombardeó estas figuras haciendo caso omiso a la UNESCO que las había declarado Patrimonio de la Humanidad. Tú no puedes bombardear así como así las estatuas, puesto que ambas fueron talladas en un acantilado, están firmemente pegadas a la montaña, se quejó Qudratullah Jamal, Ministro de Información talibán, dando una suerte de respuesta poética a la acción de los hombres.
Así es como los hombres muchas veces ejercitan su desarrollo a través de la destrucción, que es justamente lo que plantea un libro muy poco leído en la actualidad (pero que signó a muchas generaciones desde la inmediata primera posguerra) en una de sus citas más famosas: el que quiere nacer debe destruir un mundo. El libro es Demián, de Hermann Hesse, y visto con los ojos de hoy podría resultar chocante tal vez porque nuestras sociedades se volvieron literales, lamentablemente. En Demián, Hesse plantea el crecimiento, educación y desarrollo de Emilio Sinclair a través de la religión, las prácticas sociales, el psicoanálisis y el gnosticismo, desde los 10 hasta los 17 años. Una formación así, hoy, se brinda diluida, pero aún hoy algunos adolescentes reciben una formación romántica que los impulsa a conducirse de acuerdo a modelos extemporáneos. ¿O qué son las novísimas tribus urbanas más que conglomerados de chicos que quieren saber de qué se trata el mundo?
Hasta hace unos diez años el mundo era otra cosa, a lo mejor porque todavía se desarrollaba a cielo abierto o en los límites de nuestras casas, mirando a la calle. No es que hoy sea tan distinto, pero cualquier clase de encuentro interpersonal tiene una previa en el ciberespacio, no hablemos solo del mundo adolescente. Pongamos por caso 2001. Sábado a la noche. En un departamento del centro un living pequeñito de otro tiempo y un par de pipas alcanzan para alumbrar el camino. Dos amigos se juntan a escandir sílabas y a buscar formas ingeniosas de zafarle a los granos tardíos buceando en alusiones al Arcipreste de Hita. Mientras Ignacio y Lucas (Julián Larquier Tellarini y Julián Tello, respectivamente) se abroquelan en ese Club del Progreso de entrecasa y viven otro sábado de prestado, Pedro (Pablo Sigal), con ropa de calle, intenta saber si podrá o no tener alguna satisfacción física. Terminaron el secundario hace poco y tienen poco por hacer de cara al resto, más que burlarse de sí mismos, de los que van a Density, de morirse de amor por Lilian Gish en ciertas trasnoches cinéfilas, o esperar que se presente la oportunidad de ver otra vez a Denise, la hermana de Pedro, recién llegada de París, hecha trizas por su ruptura sentimental, cuestión que los acercará generacionalmente y hará más fácil una… ¿conquista? ¿Pueden un par de nerds, tragas, giles, estúpidos, boludazos, levantarse una mina como Denise? Ni Ignacio ni Lucas podrían ser capaces por sí mismos, pero sí a través de dibujos, o de citas, o de versos. Pero los hombres que Lucas pueda dibujar invariablemente tienen su edad (cerca de veinte, aunque parecen de menos) y no le sale dibujar mujeres, porque tienen los rasgos más finos. Dos extraños son los que la miran a Denise, claro. Dos extraños tan comunes para entonces, para hoy, o para siempre, mientras el mundo exterior ataca.
Porque de lo que habla LOS TALENTOS, la pieza de Agustín Mendilaharzu y Walter Jakob que se ofrece en ElKafka, no es sobre la conquista amorosa ni sobre el adolescente raro, como lo haría una película mumblecore (esas de chicos paradójicos que más que hablar murmuran y parecen metidos dentro de una caparazón), sino sobre como se transforma el mundo conocido y cómo uno se hace hombre. Por ejemplo la (ruinosa) entrada triunfal de Denise en el departamento (que en la piel de Carolina Martín Ferro es tan exquisita como inmediata, tan etérea como habitual, tan fácil como difícil y tan ambivalente sin esfuerzo que es un diamante exactamente engarzado), sirve para expresar cómo se destroza el mundo familiar y cómo habrá que vivir el resto de la vida con sus fragmentos. Pero reducir LOS TALENTOS a una línea argumental sería traicionarla, porque es uno de los textos más inteligentes que se exhiban en la ciudad de Buenos Aires en esta temporada, uno de esos textos que se abren a múltiples referencias con los ojos atentos, más con su textura que con su textualidad, y que invitan a reflexionar sobre cómo fue adolescente uno mismo y sobre cuándo le tocó serlo. Este es un tema importante: qué nos llevó a dinamitar nuestros Budas ha generado numerosos interrogantes, y la inteligencia de LOS TALENTOS radica en que, tras una fachada amable, esconde algunas respuestas sin sentencia porque no se regodea en la palabra dicha, porque la palabra en esta pieza ofrece imágenes perdurables como si fuera un gran anagrama, uno que cambia el sentido y que no se oscurece sino que se vuelve profundo.
LOS TALENTOS, con dramaturgia y dirección de Agustín Mendilaharzu y Walter Jakob, sobre idea y diálogos de Agustín Mendilaharzu. Producción Ejecutiva: Carolina Martín Ferro. Escenografía e Iluminación: Magalí Acha. Intérpretes: Julián Larquier Tellarini, Julián Tello, Pablo Sigal, Carolina Martín Ferro. Sábados a las 23.15 y Miércoles a las 20.30. ElKafka, Lambaré 866, 4862-5439
Bamiyan, in Afghanistan in una città della leggendaria Via della Seta che collegava la Cina con l'India, aveva fino al 2001, due statue di Buddha a 55 e 37 metri rispettivamente, scolpite in una rupe di arenaria e di cui gli sono state fatte di fango miscelato con gesso. Hanno vissuto queste statue per circa 1500 anni, sorridendo con quel sorriso così bello, disposto a dare la pace ai pellegrini e le persone di buona volontà che si prostrarono davanti a loro. Nel 2001 i fondamentalisti talebani, iconoclasta, senza compromessi con i simboli no islamici, hanno dinamitato e bombardato queste monumenti ignorando che l'UNESCO le aveva dichiarato patrimonio dell'umanità. Non si può bombare facilmente queste statue, in quanto entrambi sono stati scolpiti su una scogliera, sono saldamente alla montagna, si è lamentato Qudratullah Jamal, il ministro dell'informazione talebani, dando una sorta di risposta poetica l'azione dei suoi uomini.
È così che gli uomini spesso esercitano il loro sviluppo attraverso la distruzione, che è precisamente ciò che plantea un libro che nella attualità non si legge proprio (ma che ha segnato molte generazioni dopo la prima guerra mondiale) in una dei suoi frasi più famose : chi vuole nascere deve distruggere un mondo. Il libro è Demian,di Hermann Hesse, e visto attraverso gli occhi di oggi potrebbe essere scioccante, forse perché le nostre società sono diventate letterale, purtroppo. In Demian, Hesse riflette sulla crescita, l'educazione e lo sviluppo di Emile Sinclair attraverso la religione, le pratiche sociali, la psicoanalisi e gnosticismo, 10-17 anni. Tale formazione, oggi, è dato diluita, ma ancora oggi alcuni adolescenti ricevono una formazione che favorisca il romantico condotto secondo i modelli fuori dal tempo. O che cosa sono le nuove tribù urbane, sono gruppi di ragazzi che vogliono sapere di cosa si tratta il mondo?
Fino a dieci anni fa il mondo era qualcosa di diverso, forse perché si faceva a cielo aperto o sviluppate nei limiti delle nostre case, guardando in strada. Non è che oggi sia così diverso, ma qualsiasi tipo di incontro interpersonale ha una anteprima nel cyberspazio, ma non parliamo solo del mondo degli adolescenti. Si spostiamo al 2001. Sabato sera. In un appartamento del centro della città, un piccolo soggiorno di un altro tempo e un paio di sigari sufficiente ad illuminare la strada. Due amici si incontrano a parlare e a cercare modi ingegnosi per non avere dei brufolli in allusione alla Arciprete di Hita. Mentre Ignacio e Lucas (Julian Larquier Tellarini e Julian Tello, rispettivamente) si pasano il tempo in quel Club familiare e vivono un altro sabato di illusioni, Pedro (Pablo Sigal), in abiti civili, cerca di sapere se può o no, avere qualche soddisfazione fisica. Recentemente hanno finito il liceo e hanno poco a che fare per il resto, piuttosto che prendersi gioco di se stessi,di quelli che vano al Density, a morire per amore a Lilian Gish in alcuni film, o dovrebbe presentare l'opportunità di vedere Denise ancora una volta, la sorella di Pietro, appena arrivata da Parigi, fatta a pezzi per un sganno amoroso, cosa che vi avvicinerà e forse farà più facile sedurla... ma come possono un paio di nerds, stupidi, noiosi, avere una ragazza come Denise? Ne Ignacio en Lucas sono in grado da soli, ma forse attraverso le immagini, o di frasi, o poemi. Ma Lucas puo disegnare gli uomini che hanno la loro età (circa una ventina, anche se appaiono meno) ma non sa disegnare donne, perché hanno delle sagome più sottili. Due strani sono coloro che guardano a Denise, naturalmente. Due sconosciuti così comune allora, per oggi, o per sempre, mentre ricevono gli attacchi del mondo esterno.
Perche LOS TALENTOS, il pezzo di Agostino e Walter Jakob Mendilaharzu rapresentato nello spazio ElKafka non si tratta di conquistare l'amore neanche dell'adolescente raro, come se fosse un film Mumblecore (quelli dei ragazzi che invece di parlare mormorano e sembrano dentro una corazza), ma su la trasformazione del mondo conosciuto e come si diventa un uomo. Per esempio il (rumoroso) ingresso trionfale di Denise nel appartamento (nella pelle di Martino Ferro Carolina è squisito come immediata etereo come al solito, facile come difficile e ambivalente come sforzo è esattamente un diamante crimpare) serve a esprimere come il mondo familiare si frantuma e come verrà vivere il resto della vita con i suoi frammenti. Ma riduce la trama di LOS TALENTOS a una linea argomentale l'avrebbe tradito, perché è uno dei testi più intelligenti presentati nella città di Buenos Aires in questa stagione, uno di quei testi che sono aprono multipli referimenti, più con la sua tessitura che con testualità, e che invita tutti a riflettere su come è stato adolescenziale di sé e quando lo ha vissuto. Si tratta di una questione importante: cosa ci ha portato a distruggere i nostri Buddha ha generato molte domande, e l'intelligenza de LOS TALENTOS è che, dietro a una facciata amabile, nasconde alcune risposte senza processo perché si crogiola nella parola, perché la parola in questo pezzo offre immagini perdurabili come un gran anagrama, uno che cambia il significato e non diventa oscuro ma diventa profondo.
LOS TALENTOS, scritto e diretto da Agustin Mendilaharzu e Walter Jakob, basato su dialoghi e idea di Agostino Mendilaharzu. Produttore esecutivo: Carolina Martín Ferro. Scenografia e luci: Magali Acha. Cast: Julián Larquier Tellarini, Julián Tello, Pablo Sigal, Carolina Martín Ferro. Sabato alle 23.15 e Mercoledì ore 20.30. ElKafka, Lambare 866, 4862-5439
(*) Sono un giornalista di Mutis nel forum, drammaturgo e faccio cortometraggi. In qualità di drammaturgo ho fatto le opere LA SOLEDAD DE LAS ESTRELLAS FUGACES, LA DUDA DE LOS VIAJEROS, COSAS QUE OLVIDARÁS, LA INTELIGENCIA DE LOS VILLANOS e EL CIRUELO e ho fatto i cortometraggi CAFECITO (Primo Premio al National XV Short Film Competition Georges Melies, 1997 ), ACUARELA, UN DÍA TRISTE, EL HASTÍO, EL OTOÑO (EN EL FONDO DE MI CASA), EL VERANO, NADA (EL SOL), tra gli altri lavori.
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