Venezia- ITALIA
by Loris Menegon
Hablar sobre Venecia puede ser facil, pero también dificil. A ella, la ciudad del león de San Marco, la conocen todos, pero en realidad no la conoce nadie, quizás algun veneziano doc… Venecia es una ciudad que no se visita como las otras, pero con ella uno se encuentra y desencuentra.
A Venecia la describieron muchos, desde tiempos remotos hasta hoy, guías hay demasiadas, hay quienes la cuentan desde el punto de vista artístico, hablando de sus museos y de sus frescos, y quienes han hablado de sus bacari y su gastronomía, otros del erotismo, otros de sus piedras y otros de sus misterios.
Tiziano Scarpa con su “Venecia es un pez” ha escreto hace pocos años una guía sui generis que acompaña al lector / visitante por la ciudad atesorando las partes del proprio cuerpo: pies, corazón, orejas, nariz, boca, ojos...
Raccontare Venezia può essere facile, ma anche difficile. Lei, la città del leone di San Marco, la conoscono tutti, ma in realtà non la conosce nessuno, forse qualche veneziano doc... Venezia è una città che non si visita come le altre, ma con lei ci si incontra e ci si scontra.
Venezia l’hanno descritta in molti, dai tempi remoti fino ad oggi, di guide ce ne sono e si sprecano: c’è chi l’ha raccontata dal punto di vista artistico, parlando di musei e di affreschi, e chi ha parlato dei suoi bàcari e della sua gastronomia, chi dell’erotismo, chi ha parlato delle sue pietre e chi dei suoi misteri. Tiziano Scarpa con il suo “Venezia è un pesce” ha redatto pochi anni fa una guida sui generis che accopagna il lettore/visitatore in giro per la città facendo tesoro delle parti del proprio corpo: piedi, cuore, orecchie, naso. bocca, occhi...
Venecia es un laberinto. Un labirinto de calles, de ideas, de personas y de sugestiones, un laberinto de olores y rumores, donde lo lindo es perderse y naufragar sin miedo. Porque no hay que tener miedo a perderse en Venecia. Una de las experiencias más lindas para un turista debería ser esta: el primer día, antes de salir del hotel, agarrar la guia turística recién comprada y esconderla en la valija ( ya que servirá en el regresso a casa para hacer pinta en la biblioteca y que los amigos se mueran de envidia). Después, salir del hotel (anotarse el nombre del mismo) y empezar a caminar sin rumbo, doblar a la derecha o a la izquierda porque te llama la atención un ruido o un olor, porque has visto un gato lamerse seductoramente al sol o porque estas huyendo de una banda de turistas armados de flashes. Total en Venecia no te podés perder: es una isla, o mejor dicho un montón de islas, si llegas a la Fondamenta Nuove ( te darás cuenta porque ves la isla del cementerio monumental), vas hacia atrás y al frente llegás al Zattere. Si en algún momento te agarra un poco de ansiedad, parate en un bacaro, y mientras probas dos cicheti y tomás un ombra, le pedis ayuda al oste. No entres en los museos (ni siquiera al del erotismo) ni a los negocios, dejáselos a los otros turistas, vos en cambio camina, camina, camina, camina… Venecia no la terminan de conocer nunca, porque siempre encontrarás un rincón distinto, una calle que pensas que nunca la habías visto antes, y aunque realices el mismo itinerario de día y de noche, verás que las sensaciones y las emociones no son las mismas.
Y después en el laberinto, en Venecia, no encontrarás ni al Minotauro ni al Fauno, pero si encontrarás una cantidad de gente que proviene de paises muy distintos, de China a América, del Artico a Africa. Para qué ir a dar vueltas por el mundo, si todo el mundo viene a visitarte a Venecia?
Si no puedes dejar de alcazar un objetivo particular como buen turista, algunas sugerencias son: el cementerio monumental en la isla de San Michele, el Monasterio Mekhitarista en la isla de San Labaro de los Armenios, el Arsenal, el Museo del Manicomio en la isla de San Servolo.
Buen Viaje y piérdanse...
Venezia è un labirinto. Un labirinto di calli, di idee, di persone e di suggestioni, un labirinto di odori e rumori, dove è bello perdersi e naufragare senza paura. Perché di perdersi a Venezia non si deve avere paura. Una delle esperienze più belle per un turista dovrebbe essere questa: il primo giorno, prima di uscire dall’albergo, prendi la guida turistica appena acquistata e nascondila nella valigia (servirà al ritorno a casa perché fa bella figura in libreria e gli amici crepano d’invidia). Poi, esci dall’albergo (prendere nota del nome) e inizia a camminare senza meta, girare a destra o a sinistra perché ti attira un rumore o un odore, perché hai visto un gatto leccarsi seducente al sole o perché stai fuggendo da un’orda di turisti armati di flash. Tanto a Venezia non ci si perde: è un’isola, o meglio una moltitudine di isole, se arrivi alle Fondamenta Nuove (te ne accorgi perché vedi l’isola del cimitero monumentale), fai dietro-front e arrivi fino alle Zattere. Se in qualche momento ti coglie un po’ di ansia, fermati in un bàcaro, e mentre assaggi due cicheti e bevi un’ombra, chiedi aiuto all’oste. Non entrare nei musei (nenache in quello sull’erotismo) e nei negozi, quelli lasciali agli altri turisti, tu invece cammina, cammina, cammina... Venezia non la conosci mai, perché trovi sempre un angolo diverso, una calle che pensi di non avere mai visto, e se percorri lo stesso itinerario di giorno e di notte, vedrai che le sensazioni e le emozioni non sono le stesse.
E poi nel labirinto, a Venezia, non trovi né il Minotauro né il Fauno, ma un sacco di gente che proviene dai paesi piùdiversi, dalla Cina all’America, dall’Artico all’Africa. Perché andare in giro per il mondo, quando tutto il mondo viene a trovarti a Venezia?
Se per proprio un turista non può fare a meno di una meta da raggiungere, ecco alcuni suggerimenti: il cimitero monumentale nell’isola di San Michele, il Monastero Mekhitarista nell’isola di San Lazzaro degli Armeni, l’Arzanà (l’arsenale), il museo del manicomio nell’isola di San Servolo. Buon viaggio e... perdetevi!!!
by Loris Menegon
Hablar sobre Venecia puede ser facil, pero también dificil. A ella, la ciudad del león de San Marco, la conocen todos, pero en realidad no la conoce nadie, quizás algun veneziano doc… Venecia es una ciudad que no se visita como las otras, pero con ella uno se encuentra y desencuentra.
A Venecia la describieron muchos, desde tiempos remotos hasta hoy, guías hay demasiadas, hay quienes la cuentan desde el punto de vista artístico, hablando de sus museos y de sus frescos, y quienes han hablado de sus bacari y su gastronomía, otros del erotismo, otros de sus piedras y otros de sus misterios.
Tiziano Scarpa con su “Venecia es un pez” ha escreto hace pocos años una guía sui generis que acompaña al lector / visitante por la ciudad atesorando las partes del proprio cuerpo: pies, corazón, orejas, nariz, boca, ojos...
Raccontare Venezia può essere facile, ma anche difficile. Lei, la città del leone di San Marco, la conoscono tutti, ma in realtà non la conosce nessuno, forse qualche veneziano doc... Venezia è una città che non si visita come le altre, ma con lei ci si incontra e ci si scontra.
Venezia l’hanno descritta in molti, dai tempi remoti fino ad oggi, di guide ce ne sono e si sprecano: c’è chi l’ha raccontata dal punto di vista artistico, parlando di musei e di affreschi, e chi ha parlato dei suoi bàcari e della sua gastronomia, chi dell’erotismo, chi ha parlato delle sue pietre e chi dei suoi misteri. Tiziano Scarpa con il suo “Venezia è un pesce” ha redatto pochi anni fa una guida sui generis che accopagna il lettore/visitatore in giro per la città facendo tesoro delle parti del proprio corpo: piedi, cuore, orecchie, naso. bocca, occhi...
Venecia es un laberinto. Un labirinto de calles, de ideas, de personas y de sugestiones, un laberinto de olores y rumores, donde lo lindo es perderse y naufragar sin miedo. Porque no hay que tener miedo a perderse en Venecia. Una de las experiencias más lindas para un turista debería ser esta: el primer día, antes de salir del hotel, agarrar la guia turística recién comprada y esconderla en la valija ( ya que servirá en el regresso a casa para hacer pinta en la biblioteca y que los amigos se mueran de envidia). Después, salir del hotel (anotarse el nombre del mismo) y empezar a caminar sin rumbo, doblar a la derecha o a la izquierda porque te llama la atención un ruido o un olor, porque has visto un gato lamerse seductoramente al sol o porque estas huyendo de una banda de turistas armados de flashes. Total en Venecia no te podés perder: es una isla, o mejor dicho un montón de islas, si llegas a la Fondamenta Nuove ( te darás cuenta porque ves la isla del cementerio monumental), vas hacia atrás y al frente llegás al Zattere. Si en algún momento te agarra un poco de ansiedad, parate en un bacaro, y mientras probas dos cicheti y tomás un ombra, le pedis ayuda al oste. No entres en los museos (ni siquiera al del erotismo) ni a los negocios, dejáselos a los otros turistas, vos en cambio camina, camina, camina, camina… Venecia no la terminan de conocer nunca, porque siempre encontrarás un rincón distinto, una calle que pensas que nunca la habías visto antes, y aunque realices el mismo itinerario de día y de noche, verás que las sensaciones y las emociones no son las mismas.
Y después en el laberinto, en Venecia, no encontrarás ni al Minotauro ni al Fauno, pero si encontrarás una cantidad de gente que proviene de paises muy distintos, de China a América, del Artico a Africa. Para qué ir a dar vueltas por el mundo, si todo el mundo viene a visitarte a Venecia?
Si no puedes dejar de alcazar un objetivo particular como buen turista, algunas sugerencias son: el cementerio monumental en la isla de San Michele, el Monasterio Mekhitarista en la isla de San Labaro de los Armenios, el Arsenal, el Museo del Manicomio en la isla de San Servolo.
Buen Viaje y piérdanse...
Venezia è un labirinto. Un labirinto di calli, di idee, di persone e di suggestioni, un labirinto di odori e rumori, dove è bello perdersi e naufragare senza paura. Perché di perdersi a Venezia non si deve avere paura. Una delle esperienze più belle per un turista dovrebbe essere questa: il primo giorno, prima di uscire dall’albergo, prendi la guida turistica appena acquistata e nascondila nella valigia (servirà al ritorno a casa perché fa bella figura in libreria e gli amici crepano d’invidia). Poi, esci dall’albergo (prendere nota del nome) e inizia a camminare senza meta, girare a destra o a sinistra perché ti attira un rumore o un odore, perché hai visto un gatto leccarsi seducente al sole o perché stai fuggendo da un’orda di turisti armati di flash. Tanto a Venezia non ci si perde: è un’isola, o meglio una moltitudine di isole, se arrivi alle Fondamenta Nuove (te ne accorgi perché vedi l’isola del cimitero monumentale), fai dietro-front e arrivi fino alle Zattere. Se in qualche momento ti coglie un po’ di ansia, fermati in un bàcaro, e mentre assaggi due cicheti e bevi un’ombra, chiedi aiuto all’oste. Non entrare nei musei (nenache in quello sull’erotismo) e nei negozi, quelli lasciali agli altri turisti, tu invece cammina, cammina, cammina... Venezia non la conosci mai, perché trovi sempre un angolo diverso, una calle che pensi di non avere mai visto, e se percorri lo stesso itinerario di giorno e di notte, vedrai che le sensazioni e le emozioni non sono le stesse.
E poi nel labirinto, a Venezia, non trovi né il Minotauro né il Fauno, ma un sacco di gente che proviene dai paesi piùdiversi, dalla Cina all’America, dall’Artico all’Africa. Perché andare in giro per il mondo, quando tutto il mondo viene a trovarti a Venezia?
Se per proprio un turista non può fare a meno di una meta da raggiungere, ecco alcuni suggerimenti: il cimitero monumentale nell’isola di San Michele, il Monastero Mekhitarista nell’isola di San Lazzaro degli Armeni, l’Arzanà (l’arsenale), il museo del manicomio nell’isola di San Servolo. Buon viaggio e... perdetevi!!!
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