sábado, 6 de septiembre de 2008

LETRAS - SCRITTI

QUIEN SOY ? / CHI SONO ?
by Paula Rodríguez Zoya

¿Le cabe el tiempo presente a la pregunta por el ser? ¿O deberíamos más bien pensarla en un gerundio no previsto por nuestra lengua?

Pensar en quién somos es una actitud plenamente occidental. Desde un punto de vista fenomenológico, la identidad está doblemente constituida: en relación conmigo mismo y en relación con el otro; reflexiva y simétricamente. Hablar de un yo implica necesariamente correrse del sí mismo en un movimiento de autoobservación que conlleva correlativamente desdoblamiento y objetivación. En ese proceso se nos hace evidente que estamos inscriptos en una vida tan indelegablemente nuestra que llega a dolernos.

¿Quién soy? ¿Qué es lo propio y dónde están las diferencias? ¿Existen las esencias? Interrogarnos por nuestros rasgos identitarios es una forma de actualizar nuestro pasado, es asimismo hablar de nuestro presente que comienza a ser futuro en ese instante en que deja de ser. Llegamos a la vida sin haberlo pedido ni elegido. Otros nos han puesto un nombre y somos de las mil maneras que nos llaman y nos silencian. Nacimos azarosamente y en el azar seguimos inmersos, somos un emergente que vive emergiendo y concluye sumergido. Podríamos no haber nacido nunca o haberlo hecho en otra intersección de latitud y longitud del globo terráqueo. ¿Dónde soy?

Veintitantos años después de haber nacido encontré bajo la tierra lo que hasta el momento había sido sólo un relato; lo que comenzó a ser, por otra parte, relato del mismo hallazgo. La madre de la madre de mi padre aguardaba, con toda la paciencia que la muerte otorga, mi encuentro. A cinco mil metros de altura sobre el nivel del mar, donde el Tren de las Nubes termina su viaje para volver a regresar, y el viento y el sol borran los nombres hasta del mármol de los epitafios, encontré un origen.

Tan anónimo como la mayoría de los hombres, en un punto marginal de nuestra galaxia, se halla el planeta que otros hombres antes que nosotros han llamado Tierra. Por buscar allí un lugar siento haberme guardado dentro de una zapatilla justo cuando alguien me calzó y echó a correr. ¿Dónde estoy?

Hoy los trenes abandonan una y otra vez los andenes, y ése ya es un síntoma. Las arvejas son sembradas en góndolas y brotan dentro de latas. El gorjeo de los pájaros suena a bocinas, nuestros desechos radioactivos desechan lo poco que va quedando de humanidad en el mundo y el universo cósmico envejece a un ritmo insospechado. De un tiempo a esta parte nos dejan la TV encendida, como les dejan la luz en los invernaderos a los pollos para que no se distraigan de su tarea de reproducción y engorde.

Me duele el mundo que en un grano de arena quema plantas de pies descalzos. Me duele la arena del hombre que enceguece las pupilas del mundo. Y al levantar la cabeza, ver: la ciudad forrada de espejos. Cuerpos derretidos sobre el asfalto desnudo, gris. Piernas anónimas trenzadas con otro montón de piernas que se alejan sin poderse desatar. Ojos por todas partes.

Si tan sólo pudiera cerrarlos por las noches y ver las cosas que de las cosas escondemos detrás del lenguaje. Si un día tropezara de pronto y al caer dentro de un foso oscuro y silencioso perdiera todas mis certidumbres y me encontrara. ¿Quién soy ? Sigue >>


Quando mi domando dell’essere, lo coniugo nel tempo presente? O sarebbe meglio pensarlo in un gerundio non previsto per la nostra lingua?

Pensare a chi siamo è una cosa pienamente occidentale. Dal punto di vista fenomenologico, l'identità è doppiamente costituita: in relazione con se stesso e in relazione con l'altro; riflessiva e simmetrica. Parlare di un io implica necessariamente separarsi da se stesso in un movimento di autosservazione che porta correlativamente allo sdoppiamento e oggettivazione. In questo processo si fa evidente che siamo iscritti in una vita tanto indelegabilmente nostra che arriva a farci male.

Chi sono? Cosa è corretto e dove ci sono le differenze? Esiste l’essenza? Interrogarci sui nostri aspetti identificatori è un modo di aggiornare il nostro passato, è allo stesso modo parlare del nostro presente che comincia ad essere futuro in quell’ istante in cui lascia di essere. Arriviamo alla vita senza averlo chiesto o scelto, altri ci hanno messo un nome e siamo un emergente che vive emergendo e conclude sommerso. Potevamo non essere nati mai o averlo fatto in altra intersezione di latitudine e longitudine del globo. Dove sono?

Venti e tanti anni dopo esser nato ho trovato sotto terra quello che fino a quel momento era solo un racconto; quello che ha cominciato ad essere, per altra parte, racconto dello stesso ritrovamento. La mamma della mamma di mio padre aspettava con tutta la pazienza che la morte concede, il mio incontro. A cinquemila metri di altezza sul livello del mare, dove il treno delle nuvole finisce il suo viaggio per cominciare a ritornare, e il vento e il sole cancellano i nomi anche dei marmi degli epitaffi, ho trovato la mia origine.

Tanto anonimo come la maggioranza degli uomini, in un punto marginale della nostra galassia, si trova il pianeta che altri uomini prima di noi hanno chiamato Terra. Per cercare lì un luogo sento di essermi guardato dentro di una scarpa giusto quando qualcuno mi ha usato ed è andato a correre. Dove sono?

Oggi i treni lasciano una e un’altra volta i binari, e quello è già un sintomo. I piselli sono stipati in scaffali e crescono dentro i barattoli. Il cinguettio degli uccelli suonano a claxon, i nostri scarti radioattivi gettano quell poco che rimane dell’ umanità nel mondo e l’universo cosmico invecchia ad un ritmo incredibile. Da un tempo a questa parte ci lasciano la TV accesa, come lasciano la luce negli allevamenti di polli così non si distraggono dal loro compito di riproduzione e ingrassamento.

Mi fa male il mondo che in un chicco di sabbia brucia piante di piedi scalzi. Mi fa male la sabbia dell’uomo fa buio nelle pupille del mondo. E all’alzare la testa, vedere: la città piena di specchi. Corpi sciolti sull’ asfalto nudo, grigio. Gambe anonime intrecciate con altre tante gambe che si allontanano senza potersi slegare. Occhi da tutte le parti.

Se solo potessi chiuderle per la notte e vedere le cose che delle cose nascondiamo dietro il linguaggio. Se un giorno cade subito e al cadere dentro un pozzo buio e silenzioso perdesse tutte le mie incertezze e mi ritrovassi. Chi sono? Segue >>

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