jueves, 4 de junio de 2009

UN LUGAR EN EL MUNDO / UN LUOGO NEL MONDO

EL SALVADOR
by Elisa Menchini

El Salvador o Ecuador?
Que los italianos no somos buenos en geografía es una cosa sabida, pero que la mayor parte de mis amigos confundiesen El Salvador con Ecuador estuvo una sorpresa.

Por qué Ecuador? ni siquiera son países limítrofes...
Es verdad que El Salvador es un país muy pequeño - como la Toscana - y con tan poco turismo que estuvo dificil conseguir información práctica de donde ir o que visitar.
Y la violencia? La guerra civil? La mara salvatrucha? En Internet recibí esta aseguración: " no es verdad que El Salvador es un país peligroso, por ejemplo Nicaragua es mucho más peligroso". Y con esta afirmación partí.

Ciertamente en El Salvador, es imposible no notar la censura social tan evidente: una masa enorme de pobres y desesperados y un porcentaje mínimo de la población que vive encerrada en casas residenciales protegidas por muros, alambres de pua y guardias armados.

Pero El Salvador te sorprende por otros motivos.
Sorprende por sus volcanes, sus lagos, su paisaje, su mar.
Sorprende por lo que quedó de sus pueblos coloniales, sus colores y sus flores.
Sorprende por su gente, sus casuchas, sus niños.
Sorprende por sus machetes, sus fusiles, sus guardas de seguridad, sus militares.

No se puede decir que uno ha visitado este país, si no te has tirado a relajarte en las orillas del Lago de Coatepeque a probar camarones y caracoles de mar, si no visitaste las ruinas de Tazumal, sin haber desafiado a la intoxicación alimentaria con yuca y chicharrones, si no se reccorrió la pintoresca Ruta de las Flores y los pueblitos de Ataco, Juayùa, Ahuachapàn, Sonsonate.
No se puede dejar El Salvador sin haberse tirado en una hamaca en un rancho en El Zonte donde los surfers norteamericanos desafían las olas del Océano Pacífico y no se puede partir sin antes haber probado al menos 10 versiones de pupusas ( plato local) y bananas fritas acompañadas de una Pilsener.

Ser turista en El Salvador es como explorar una tierra todavía desconocida donde te puede suceder de enseñar a un niño a sacar una foto o donde se aprende rápidamente la gran utilidad del machete, por ejemplo para romper un coco e obtener su jugo.

El Salvador o Ecuador?
Che noi italiani non siamo buoni in geografia è una consapevolezza diffusa, ma che la maggior parte dei miei amici confondesse El Salvador con l’Ecuador è stata una sorpresa. Perché proprio l’Ecuador? In fondo non è neppure un paese confinante...

D’altra parte è vero che El Salvador è un paese talmente piccolo - quanto la Toscana - e con scarso appeal turistico che persino trovare informazioni pratiche su dove andare e cosa vedere è stato complicato.
E il problema violenza? La guerra civile? La mara salvatrucha? Da internet ho ricevuto questa rassicurazione: “non è vero che El Salvador è un paese pericoloso, per esempio il Nicaragua lo è molto di più”. E con questa consapevolezza sono partita.

Certamente a El Salvador è impossibile non notare la cesura sociale tanto evidente: una massa enorme di poveri e disperati e una percentuale esigua della popolazione che vive rinchiusa in residenciales protetti da mura, filo spinato e guardie armate.

Ma El Salvador è sorprendente per molti altri motivi.
Sorprende per i vulcani, per i laghi, per il paesaggio, per il mare.
Sorprende per quel che rimane dei paesi coloniali, per i colori, per i fiori.
Sorprende per le persone, per le baracche, per i bambini.
Sorprende per i machete, per i fucili, per le guardie di sicurezza, per i militari.

Non si può dire di avere visitato veramente questo paese se non ci si è rilassati sulle rive del Lago di Coatepeque assaggiando gamberi e lumache di mare, se non si sono visitate le rovine di Tazumal e rischiato l’intossicazione alimentare con yuca e chicharrones, se non si è percorso la pittoresca Ruta de las Flores e curiosato nei paesini di Ataco, Juayùa, Ahuachapàn, Sonsonate.

Non si può lasciare El Salvador senza essersi dondolati su un’amaca in un rancho a El Zonte dove surfisti americani affrontano le onde dell’Oceano Pacifico e non si può partire prima di aver provato almeno dieci diverse versioni di pupusas (il piatto locale) e banane fritte accompagnate da una Pilsener.

Essere turista a El Salvador è come esplorare una terra ancora sconosciuta dove ti può capitare di insegnare a un bambino a scattare una foto e dove si impara presto quanto utile possa essere avere con sé un machete, per esempio per spaccare un cocco e ricavarne il succo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

sencillamente precioso